
.
.
Este trabajo de investigación se inició a partir de una fotocopia conservada por mi prima Élida Colombo, cuyo facsímil se ve más arriba, y que permitió construir el tronco del árbol genealógico familiar. Se trata de dos folios de un viejo documento, muy ajado y roto, y que había sido restaurado precariamente, tal vez por las manos de Melanie, cosiendo con hilo los dos pedazos. En uno de los folios constaba la certificación de matrimonio del bisabuelo Eduard Charles Van Moorleghem con Melanie Van den Dorpe, celebrado el 17 de junio de 1879 en Waarschoot (Bélgica). El otro folio correspondía al dorso del anterior, que hacía las veces de Libro de Familia, es decir, registraba los nacimientos fruto de esta unión.
Descifrar su caligrafía llevó a sucesivas aproximaciones por ensayo y error, hasta dar con los nombres correctos de las personas, de las ciudades y las fechas.
Una vez descifrado el nombre de la ciudad, Waarschoot, sobre la que tenía que centrar la localización del certificado de matrimonio original, fue esa herramienta maravillosa llamada Google la que me permitió la búsqueda de la dirección electrónica o website de dicho municipio. Me contestaron afirmativamente y a los pocos días tenía en mi poder una copia escaneada de dicho documento.
A la alegría de su recepción siguió la euforia de descubrir que tenía en mi poder un verdadero resumen genealógico, con la constancia de los nombres y lugares de origen, no sólo de los contrayentes, sino también ¡de sus padres y abuelos!
Poco a poco fui ascendiendo en la búsqueda de sucesivas generaciones, recurriendo a los archivos de la Asociación Flamenca de Genealogía, el Real Archivo de Bélgica, el Secretariado Interparroquial de Kaprijke y de Boekhoute, los registros municipales de Sint Laureins ,Kaprijke y Watervliet, etc.etc., hasta llegar a lo más troncal de la familia, 10 generaciones más atrás en el tiempo, con la localización de la última documentación comprobada del antepasado Petri (o Petrus) Van Moorleghem, en Ronse (ó Renaix), a mediados del siglo XVII.
Por supuesto que la búsqueda sigue abierta, aunque su localización documental es cada vez más difícil. Se requiere mucho tiempo y dinero, ya que hay que desplazarse a los archivos históricos del antiguo Flandes y realizar laboriosas pesquisas personales.
En ese sentido tengo que agradecer la valiosa colaboración que me han prestado Robert Hemelsoet y Alex Haverbeke, quienes allanaron las dificultades añadidas que el idioma neerlandés suponía para mí en esta empresa.
He descubierto la pasión por la genealogía gracias al nacimiento de mi sobrino nieto Leonardo, a quien dedico el resultado de este esfuerzo de reconstrucción de alrededor de 400 años de historia familiar. Según Freud la investigación psicoanalítica se puede equiparar a la tarea de un arqueólogo que va despejando capa por capa los restos del pasado intentando la reconstrucción de una historia que conservará siempre una parte indecible. Creo que bien vale otro símil, el del genealogista en su búsqueda siempre renovada tras los Nombres del Padre, búsqueda que no puede sino ser inconclusa.
Descifrar su caligrafía llevó a sucesivas aproximaciones por ensayo y error, hasta dar con los nombres correctos de las personas, de las ciudades y las fechas.
Una vez descifrado el nombre de la ciudad, Waarschoot, sobre la que tenía que centrar la localización del certificado de matrimonio original, fue esa herramienta maravillosa llamada Google la que me permitió la búsqueda de la dirección electrónica o website de dicho municipio. Me contestaron afirmativamente y a los pocos días tenía en mi poder una copia escaneada de dicho documento.
A la alegría de su recepción siguió la euforia de descubrir que tenía en mi poder un verdadero resumen genealógico, con la constancia de los nombres y lugares de origen, no sólo de los contrayentes, sino también ¡de sus padres y abuelos!
Poco a poco fui ascendiendo en la búsqueda de sucesivas generaciones, recurriendo a los archivos de la Asociación Flamenca de Genealogía, el Real Archivo de Bélgica, el Secretariado Interparroquial de Kaprijke y de Boekhoute, los registros municipales de Sint Laureins ,Kaprijke y Watervliet, etc.etc., hasta llegar a lo más troncal de la familia, 10 generaciones más atrás en el tiempo, con la localización de la última documentación comprobada del antepasado Petri (o Petrus) Van Moorleghem, en Ronse (ó Renaix), a mediados del siglo XVII.
Por supuesto que la búsqueda sigue abierta, aunque su localización documental es cada vez más difícil. Se requiere mucho tiempo y dinero, ya que hay que desplazarse a los archivos históricos del antiguo Flandes y realizar laboriosas pesquisas personales.
En ese sentido tengo que agradecer la valiosa colaboración que me han prestado Robert Hemelsoet y Alex Haverbeke, quienes allanaron las dificultades añadidas que el idioma neerlandés suponía para mí en esta empresa.
He descubierto la pasión por la genealogía gracias al nacimiento de mi sobrino nieto Leonardo, a quien dedico el resultado de este esfuerzo de reconstrucción de alrededor de 400 años de historia familiar. Según Freud la investigación psicoanalítica se puede equiparar a la tarea de un arqueólogo que va despejando capa por capa los restos del pasado intentando la reconstrucción de una historia que conservará siempre una parte indecible. Creo que bien vale otro símil, el del genealogista en su búsqueda siempre renovada tras los Nombres del Padre, búsqueda que no puede sino ser inconclusa.
.
La fotocopia es parte de un carnet que recibe la pareja al casarse en el ayuntamiente; es un pequeño carnet en el que se escriben también los nombres de los hijos, con el lugar y la fecha del nacimiento. Hoy de día todavía tenemos estos carnetes. (Robert)
ResponderEliminar